Te conocía antes de tocarte físicamente con la mirada,
en un submundo paralelo
a través del retrovisor de los sueños,
que son traicioneros amigos.
Que nos dejan al descubierto de los somos,
de nuestro miedos y deseos.

Que soy capaz de sumergirme en tu melodía
y beberme la poesía
que de cada movimiento sale
capaz de llegar a lo más alto e imposible,
a la palabra tenue.
Emborracharme de caricias.
Capaz de coger cualquier tren un día
y alejarme de toda la opresión.

Estúpidamente tengo el sueño de encontrarnos de nuevo en algún lugar perdido, dentro de unos años, y darnos cuenta del fallo que cometimos, volver a sentir chinchetas en los pies las noches de verano.

Y que el mejor regalo sea una voz desnuda frente a una guitarra.

Es como si controlase mi tiempo, mis emociones. Sabe como deslizarse por mi nuca y conseguir lo que quiere.

Le pinte los labios de rojo a la esperanza y dejó su rastro por toda mi celda.

2012.

En ti pongo mi suerte y mis deseos. Aunque la parte decisiva depende de mí, I know.