Saber de la vida no se trata de a cuántas fiestas has asistido,cuántas veces has sufrido,cuantas rayas te has metido,con cuantas personas has tenido sexo,o cuántas cosas sabes acerca de la mundo de la noche.
Saber de la vida es aprender a darte cuenta de la grandeza de todo lo que te rodea y de su belleza. Desde el sonido de las gotas de lluvia al caer y el oleaje de un mar embravecido enfadado con el mundo,del olor a las mañanas de verano o café recién hecho,de contemplar un amanecer o un eclipse solar,de la sensación de pisar tierra firme,del cariño de una madre,del tacto de que te puede proporcionar una simple mirada...
De sentir la vida a flor de piel hasta la última inspiración de oxigeno. El grito desesperado de un recién nacido o el viento susurrandote al oído el sufrimiento de un continente entero que está muriendo de hambre. Esos pequeños detalles que pasan inadvertidos pero que hacen del día a día algo extraordinario.
De sentir la vida a flor de piel hasta la última inspiración de oxigeno. El grito desesperado de un recién nacido o el viento susurrandote al oído el sufrimiento de un continente entero que está muriendo de hambre. Esos pequeños detalles que pasan inadvertidos pero que hacen del día a día algo extraordinario.

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