Un juego en el que sólo pierdes. Pero que merece la pena apostar.
Maquillajes al gusto del consumidos, para pintar la cara con la que te gustaría salir cada día.
Mentiras mal planteadas, incógnitas desordenadas.
Juegos de dolerse. Yo no decidí esto. Nadie me preguntó si quería entrar.
Me siento fuera de juego.
Como si entre todo el mundo hubiera una distancia de mil metros implacable.
Lagrimas ahogadas. Palabras que sobran. Un juego abstracto cuyo principio desconozco,
y final incierto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario