miércoles, 24 de octubre de 2012

Roma arde, dijo mientras se servía otra copa, y sigo hundido en un río de mujeres.

Aquí llega, pensó ella, otra diatriba empapada en whisky sobre lo maravilloso que era todo en el pasado. Y sobre como nosotros, pobres almas perdidas, nacimos tarde para ver a los Stones o para esnifar coca como ellos en el Studio 54. Parece que todos hemos perdido todo aquello por lo que merece la pena vivir y lo peor de todo es que ella estaba de acuerdo con él.

Aquí estamos, pensó ella, en la cima del mundo, en el límite de la civilización occidental. Y todos nosotros estamos tan desesperados por sentir algo, cualquier cosa, que seguimos chocando unos contra otros y jodiéndonos el camino hasta el fin de los tiempos. (Californication)

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