domingo, 11 de noviembre de 2012

Me encontraba allí, en medio de la nada y de todo, rodeada de gente, pero sin embargo tan sola.
Bajo tierra, pero no enterrada, aunque la sensación corporal que tenía era la misma.
Paredes grises, líneas de diferente color según donde me encontrase.
Todo era monótono, aunque las caras fueran siempre diferentes. De vez en cuando mi mirada se cruzaba con la de algún extraño que despertaba curiosidad y deseo en mí.
La gente iba abandonando el vagón, como yo me iba abandonando a mí misma y la inmensidad de la ciudad.

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