Acabé por ser una criatura nocturna de ojos enrojecidos
de susurros de bravura,
de misterios desvelados,imaginados
Siempre con la palabra equivocada en la boca,
esa con lengua que se le olvidó besar,
con hábitos insanos, pero que rehusaba de cambiar
mirada viajante, corazón viajero
de nadie y de todos.
Siendo el sábado noche
y nunca el lunes por la mañana.
Viviendo en la agonía constante
del arrepentimiento.
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